Aquí tenéis el primero de una serie de microrrelatos, en él reflejo como la lectura es una forma de viajar. Una vez escuché que leer es la forma de viajar de los pobres, y no le faltaba razón a quien lo dijo, pues, además, de desplazarnos cientos y cientos de kilómetros podemos, incluso, "viajar" hacia diferentes épocas.
VIAJES
La muchedumbre alborotada se arremolinaba
en torno a una repleta plaza, dónde la pira estaba a punto de devorar a unas
extrañas mujeres de narices ganchudas y afilados dedos. Pestañeo. Un paisaje
floral se extendía en lugar de la
extraña plaza, dónde animales colosales pugnaban por el poder territorial.
Pestañeo. El paisaje cambió a un clima nebuloso. La niebla no dejaba vislumbrar
más allá de nuestras propias narices, dónde el olor a pólvora entraba hasta los
huesos, haciéndolos tiritar. Pestañeo. La niebla se disipó en una senda
infernal, llena de nombres célebres, dónde lamentos y blasfemias llegaban de
algún rincón. Pestañeo. El paseo por el
inframundo terminó y unos peculiares caballeros protagonizaron una serie de
desatinadas aventuras, dónde…
-¡La
comida!- dijo una voz maternal. Cerró el libro que tenía entre sus manos y lo
colocó, meticulosamente, en el mismo sitio, para poder seguir viajando, más
tarde, hacía algún lugar.
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