domingo, 2 de septiembre de 2012

VIA SALUTI: 2

Seguimos con la 2ª parte de este relato; el profesor había encontrado una extraña anotación mientras leía un viejo libro. Sin más dilación:

2-
El anciano profesor, leyó y releyó, perplejo e incrédulo, parpadeó varias veces para asimilar lo que acababa de acontecer. Parecía convertirse en el sujeto de una de esas novelas de misterios y enigmas que tanto le apasionaban. Su mente se encontraba saturada, miles de posibilidades y preguntas se agolpaban en su mente y no le dejaban pensar con demasiada fluidez.
-Portas ad salutem sub losis quiescit-murmuró.Las puertas hacia la salvación debajo de estas losas descansan.
Veinte minutos más tarde se encontraba de camino a su pueblo natal. Aunque era demasiado tarde para entrar en el lugar donde creía que se iniciaba el misterio que trataba resolver;aún así, improvisaría sobre la marcha.
Era poco más de medianoche cuando el maestro llegó a su destino. Sin más preámbulos, se encaminó hacia la casa parroquial. Tras una breve espera, el párroco Don Basilio abrió la puerta. Éste se encontraba igual que unos meses atrás, cuando tuvo lugar la anterior entrevista entre ellos con el fin de organizar una visita por las diferentes partes de la Iglesia. Su canoso cabello se encontraba revuelto y su cara era la viva imagen del cansancio.
-Perdone por la hora de mi visita, pues un extraño hallazgo me trae hasta aquí- dijo Raimundo excusándose.
-Espero que el asunto merezca la pena.replicó el cura.
-Un secreto encierran los muros de nuestra parroquia, Don Basilio- afirmó el profesor.
-Déjese de suposiciones y falsas cabalas.¿Acaso no pueden esperar hasta mañana? Quizá hasta una hora más razonable- dijo el párroco, con cierto aire contrariado, mirándose el reloj de pulsera.
-Perdone, pero si mis suposiciones se confirman un gran tesoro puede encontrarse esta noche. Un tesoro que fue embargado, en tiempos en que los liberales gobernaban, gracias a una ley contra el clero y cuyo protagonista nos es muy cercano.
La cara del párroco cambió por completo.Sus ojos se abrieron como platos.Su corazón parecía salírsele del pecho. Don Basilio entró en la casa en busca de las llaves de la iglesia. De repente, paró de golpe, sería oportuno llevarla, pensó. La situación podría requerir utilizarla en favor de la Iglesia y de Dios.
Unos minutos después, ambos corrían rumbo a la parroquia. La entrada en el edificio causó en el profesor una visión aterradora. Las imágenes de santos, entre sombras chinescas, ofrecían una estampa espeluznante.
Mientras el párroco encendía las luces, Don Raimundo se apresuró hacia el lugar que contenían las escrituras que hacía apenas unas horas había descubierto al margen de un texto sobre la desamortización de Mendizábal: la pila bautismal.
Este pensaba que, de acuerdo, con la escritura: la salvación se alcanza mediante la fe, así el primer paso no es otro que el bautismo. En teoría, ese era el significado de ese grabado. Durante su trayecto hacia el pueblo, había pensado que esta escritura encerraba otra acepción. En la antigüedad se contaba que debajo de la mayoría de los pueblos se encontraba un entramado de túneles subterráneos, los cuales servían como "salvación" en caso de ataque.

CONTINUARÁ:
¿Encontrará el profesor la entrada hacia los túneles?¿Que esconde el misterioso cura?

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