miércoles, 5 de septiembre de 2012

Un oscuro acompañante




                                                               UN OSCURO ACOMPAÑANTE

       No eran horas para que una mujer, de sutil belleza, anduviera sola por la calle. Volvía, una y otra vez, la cabeza hacia atrás. Mantenía un ritmo que le provocaba una fatiga creciente. La mujer serpenteaba entre las callejuelas intentando disuadir a su perseguidor. Giró a su izquierda topando con una extraña figura entre las sombras que frenó su huida. Su perseguidor se acercaba. La mujer miró a su perseguidor, y guiñándole el ojo, cogió la mano de entre las sombras, rendida por la oscuridad, se marchó callejón adentro.

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