viernes, 31 de agosto de 2012

Como un destello dorado...

       
         
        La inspiración llega repentinamente y no podemos decidir cuando queremos que el destello dorado ilumine nuestras ideas. Dicho esto, existen múltiples rutinas que favorecen la llegada de tal destello. Hay escritores, como Gabriel García Márquez, que opina que la inspiración llega de una forma proporcional al número de horas que uno pasa frente al papel en blanco. Aunque existen otros que tienen otros hábitos más variopintos para conseguir momentos de extrema lucidez. Hay quien necesita llevar unas copas encima para que su verborrea tome el camino de la pluma; otros encauzan sus ideas debajo de una buena ducha; otros se enclaustran en un ambiente sórdido alejados de la mano de Dios, pluma en mano, entre el silencio más pronunciado; otros prefieren que haya ruido y alboroto, de ahí las famosas tascas y cafés que deben su fama  a la estancia, en ellos, de lo más granado de la literatura. Por último, hay otros, entre los que me incluyo, que necesitan estar sentados en el retrete, con los codos apoyados en las rodillas, para que ese destello dorado caiga cual hez cae en el excusado. De ahí la creación de este blog, para dar salida a mis "inspiraciones fecales".

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